lunes, 3 de septiembre de 2007

Al filo de la muerte

2 PRINCIPIO DADO: ESCRIBIR UN TEXTO QUE COMIENCE ASÍ:

«Sólo al filo de la muerte, en otro carnaval, el hombre había de develar el enigma propuesto por el viejo titiritero aquella noche de copas y confidencias en la única taberna del lugar.»

Sólo al filo de la muerte, en otro carnaval, el hombre había de develar el enigma propuesto por el viejo titiritero aquella noche de copas y confidencias en la única taberna del lugar. Esto último no debe malentenderse: “la única taberna” era el nombre de uno de los cientos de bares que se habían establecido en el lugar. Ni más chico ni más grande; ni más característico ni menos pintoresco. Muy por el contrario, era un bar más. De hecho, el último censo, efectuado hacía no más de un año, informaba que “el lugar” constaba con 365 bares, similares entre sí, casi idénticos se diría, de no tener en cuenta las coordenadas cartesianas de cada uno. “Uno por cada día del año” publicitaba con orgullo el municipio a los presuntos turistas que muy de vez en cuando se acercaban. Cosa que sucedía, por lo general, para carnaval. Miles de enmascarados recorrían las calles del pequeño –pero muy afamado– lugar, mojándose, riéndose, asustándose y persiguiéndose en una locura musical de bombitas amarilla

(ver el texto completo: html / pdf)

1 comentario:

Marione dijo...

Hey, yo hice este ejercicio también, lo titulé "a dónde", y este es el resultado, saludos.


Sólo al filo de la muerte, en otro carnaval, el hombre había de develar el enigma propuesto por el viejo titiritero aquella noche de copas y confidencias en la única taberna del lugar. Con aire sombrío dijo aquellas palabras encriptadas ahora en mi pensamiento: ¡a dónde mi muerte! ¡a dónde mi sueño eterno! a dónde... Sin duda deliraba ya, difícil era escucharle por la sangre que de sus fauces brotaba cual manantial de bello escarlata... - A dónde, ¿a dónde sino? ¡vosotros! ¡todos vosotros!, títeres de alguien más, dueños de nada, sois la escoria, sois el títere de aquello que los apresa, que les carcome las entrañas cual gusanos fermentados en su ser corpóreo, títeres de su propio cuerpo, títeres de sus pensamientos que no son vuestros... cuando les cae encima la libertad no sabéis que hacer con ella... A dónde, a dónde títeres de alguien más...

Y en un suspiro final, cayó cual marioneta sin su titiritero...